CAÍN EN EL TEDIO DE LA TARDE

I
La voz en la radio
y el poeta con su mapa 
pasajero de una nueva cartografía. 
Mi madre
esa tarde de domingo
en su casa en su aire

Yo supuse que algo sabía del paisaje
porque un hilo rojo subrayaba
lo del texto en miniatura.

Caín en el tedio de la tarde
los dedos y su máquina de negación.

II
En la geografía del viento
la cara de la gata regalona de mi madre
era aquel flashback
que
caía
en el piso
y sus pelos volaban cuesta arriba
o cuesta abajo.

Pero la gata era la luz
de otra historia
en el mes de los gatos.

En aquel tiempo
indagaba sobre el azul
y me preguntaba
si alguien había osado desenmascarar
las paredes de los cuartos de la ciudad
con la insondable luz de las estrellas.

Recuerdo que fue un día
cuando intentaba reunir algunas palabras en un papel.
Cuando me perdía
en los pisos superiores
de un edificio
donde a duras penas el órgano urbano
alcanzaba el oxígeno.

Donde la noche es un poema
que nunca imaginé escribir.
Ese vuelo que llevaba
tu cuerpo fragmentado a mi lecho en caída libre.
Esa loca sombra de tu costilla.

Acaso eres la musa
que amo a la intemperie?

Arqueología pura me digo
y sostengo así
la emoción
de saber definitivamente
que un poema
puede esconder luciérnagas
y que la noche espejea inmensa
en el universo.©







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